A pesar de que el Millonario tiene todo arreglado con el futbolista y con Atlético Mineiro, una gran oferta económica y deportiva podría cambiar los planes. Horas decisivas.
La comisión directiva del club viene trabajando para cumplirle los deseos al flamante deté Martín Demichelis de cara a un 2023 que encontrará nuevas caras y energías renovadas, con el objetivo de volver a campeonar y de competir hasta el final en los torneos más relevantes, con la Copa Libertadores como máximo deseo.
De esta forma, con la vuelta de Matías Kranevitter ya cerrada (ya firmó y se entrena junto a sus nuevos compañeros desde hace unos días) y la posible llegada de Nacho Fernández, River va finiquitando su mercado de pases con mucha jerarquía para competir al 100%.
Solo falta cumplirle una exigencia al DT: reforzar la zaga defensiva con un marcador central, preferiblemente zurdo. En ese sentido, aparecieron varios nombres para este puesto, y aún suena el de Nicolás Otamendi, aunque ese sueño podría concretarse recién a mediados de año. Por ello, se manejan algunas alternativas y aparecen en escena dos centrales que interesan en el Millonario.
¿Se complica la llegada de Nacho?
No obstante, lo que parecía un camino allanado tras un acuerdo de palabra entre River, Atlético Mineiro y Fernández, podría complicarse de forma inesperada. En las últimas horas le llegó un llamado sorpresa a Nacho de un club grande del continente que se interesó en ficharlo de cara al 2023.
Santos de Brasil busca reforzar su plantel para la Libertadores del próximo año y, para ello, se comunicó con el futbolista para conocer su situación. Su agente les comentó las exigencias de Atlético Mineiro (4 millones de dólares, aunque River acordó 3,1 millones) y que el deseo del jugador es regresar a Argentina.
Sin embargo, una gran oferta económica -como las que se suelen dar en el país vecino- podría torcer la historia y complicarle las cosas al Más Grande. Si bien la preferencia de Nacho es River, Santos tiene con qué intentar convencerlo y la dirigencia encabezada por Jorge Brito comienza a preocuparse.
